Nombres

Hola amigos! ¿Os acordáis de mí? Soy Copycat, solía escribir en este blog hasta que sufrí las consecuencias del frío y la escasez de horas de día que tenemos por estas latitudes desde que entra el otoño hasta que llega la primavera. Eso, sumado a la edad, da como resultado el síndrome de la marmota, que consiste en que necesitas dormir un mínimo de 9-10 horas al día.


¿Algún efecto negativo más? Sí. La gandulitis crónica que me ha llevado a entrar al blog nada más que para leer los posts de Sue, que con su trabajo, su yoga y demás actividades dentro y fuera de casa, aún saca tiempo para actualizar. Yo podría haber actuado con dignidad y despedirme a la "arbustiana" (me enteré de la noticia a la misma vez que todos vosotros, por cierto). Pero en fin, aquí sigo. Hoy tenía una buena excusa para actualizar, porque he leído esto sobre unos alemanes que llevan más de un año sin decidir el nombre de su hijo.

Por un lado, me parece muy bien que la pareja quiera ponerse de acuerdo antes de poner un nombre a sus vástagos. Conozco a varias personas que deben su nombre a la figura paterna, que en muchos casos actúa según un patrón común: va al registro mientras la madre se recupera del parto y le pone al bebé el nombre que le sale de los santos coj****. Me parece un acto de traición totalmente equiparable a unos cuernos. ¿Quién lleva a la criatura durante 9 meses en la tripa? ¿Quién la trae al mundo después de horas y horas de dolor? La madre. Entonces, ¿por qué algunos padres, cuando no hay acuerdo sobre el nombre, van y le ponen el que ellos quieren, y no el que les gusta a las madres? Vamos, hombre...

Por otro lado, la opción de poner a un niño un nombre compuesto tampoco me parece una solución, porque al final pasa como con estos alemanes, que cada uno llama a sus otras dos hijas por el nombre que más les gusta. Eso le pasaba a un amigo mío llamado Francisco Javier, al que todos llamábamos Fran o Francisco y sólo su madre le llamaba Javi (porque era el nombre del abuelo materno, claro).

Ante estos casos, propongo meter todos los nombres en una bolsa y sacar un papelito al azar (¿a nadie se le ha ocurrido?). O también hacer el método random que utilicé yo para ponerle un nombre a mi hámster cuando tenía 8 añitos: metí las letras del alfabeto en una bolsa y fui sacando papelitos hasta que salió un nombre pronunciable. Este método tiene sus fallos... te puede salir un nombre de hámster.