Taxistas
Presiento que en este post va a haber muchos asteriscos... En fin. No negaré que llevo unos días un poco de mala h*stia. No sé por qué, motivos laborales, hormonales o cualesquiera, el caso es que este fin de semana me he enfrentado a algunos de mis gremios más odiados. Los buenos de los informáticos se han llevado algún “no me j*das la vida” y el segurata de la fábrica por poco se traga mi bolso cuando pretendía que lo pasara por el control de seguridad (j*der, que llevo seis años en la empresa, qué vergüenza tener que hacer eso) y yo tenía prisa. Pero el enganchón que más me ha p*teado ha sido el que tuve anoche. El protagonista, un taxista de Madrid.
Quizá alguno de mis lectores sea taxista o hijo, sobrino, nieto o vecino de taxista. Están a tiempo de dejar de leer. Resulta que un amigo bloguero pasó por Madrid y tuvo la amabilidad de llamarnos para tomar algo. Fuimos Quic, Att, su socia, D. y servidora. Algunos tuvimos que currar, así que cenamos muy tarde. Luego nos tomamos una copa en el Moloko aún más tarde. Por si no lo recordáis, anoche fue sábado. El drama estaba servido. Cierran lo poco que queda abierto y hordas de gente se lanza a la caza del taxi. Quic y las dos socias-clones desaparecieron. No me fijé muy bien cómo, pero una de las chicas llevaba moto, y no descarto que se subieran los tres, en vista de la situación. Nos quedamos D., servidora y el amigo bloguero (que revele su nombre él si quiere, yo soy discreta), que tenía que madrugar. Esperamos.
De repente vimos un taxi al que podíamos abordar. La prioridad era el amigo madrugador, así que tratamos de que le llevara. Se negó. Se dirigía, explicó, a Yonquiland. Bueno, le dije al amigo y a D., entonces tendré que coger yo misma el taxi, pues para ir a Yonquiland hay que pasar obligatoriamente por mi barrio. Y me monté con toda la tranquilidad del mundo. Cual no sería mi estupor cuando el malencarado conductor me expulsó de mala manera del coche y se negó a pasar por mi todavía casa. Bajé del coche y le mandé (con un tono todo lo correcto que pude) "a tomar por c*lo”. Entonces el malvado se puso como una hidra salvaje y me recriminó mi actitud (a todas luces justificada) a grandes voces. Maldito c*brón. Lo que más me j*dio es que iba con dos señores, que se veían obligados a decirle al tipo que sosegara. Ojalá hubiera estado sola.
Algunos pensaréis que el taxista tenía razón, que yo soy una perra del demonio, que seguro que iba borracha y que seguro que mi barrio no pilla tan a mano. A todos vosotros os digo: todo esto es mentira en un 80 por ciento. Y qué c*jones, llevo toda la vida queriendo mandar a tomar por c*lo a los taxistas. Sé que quizá sea duro pasarse el día en un coche.También sé que algunos delincuentes les roban y asesinan si no tienen cuidado y que algunos borrachos les vomitan en el coche. Y me parece mal. Pero, a cambio...
-Son los tíos con más libertad de expresión del universo. Lo dijo Quic y yo lo repito. Te dan un c*ñazo fino de ideologías variadas a la mínima que pueden.
-Ponen lo que quieren en la radio al volumen que quieren. ¿A que no sabíais que por el desorbitado precio que pagamos tenemos derecho a decirles que quiten el partido o a Jiménez Losantos y que pongan música, un suponer? A ver quién tiene narices a hacer uso de ese derecho.
-Son muy caros y ladrones.
-Algunos (cada vez más) no conocen Madrid y tampoco saben usar un gps (subcontratados o familiares del taxista millonario dueño de la licencia).
-Si pueden te llevan por caminos largos y recriminan (me consta, que yo hasta hoy también tenía amigos taxistas) a sus propios compañeros si son honrados.
-En verano NUNCA ponen el aire acondicionado aunque se lo pidas.
-Muchas veces están bebidos o drogados y ponen en peligro tu vida.
-Declaran una mínima parte del pastonazo que ganan.
Ya lo he dicho. Hasta luego.
Sue
5 Comments:
pues todo eso sumado a dos cositas: una, obvia, es que en el lugar donde vivo suelen por tomarte por guiry para darte la clavada. La otra es algo que ya pensé un día escuchando la radio y me confirmó el otro día un taxista: en esta ciudad, el gremio lo regentan mayoritariamente personas de confesión musulmana, y ¿qué pasa en estos días de Ramadán? pues que es imposible coger un taxi antes de las 10 de la noche, una putada cuando lo necesitas a las 8 de la tarde para volver a la oficina y terminar de una vez de trabajar...Eso sí, he de reconocer que por las noches nunca suele haber problema. Cler
soy yo otra vez. que paso de mandar un mail para decir que llego el lunes que viene, hasta el jueves. pues eso.
En cambio, por estos lares, las calles están llenas de taxis de todos los colores (de diferentes compañías) que te intentan convencer para que te subas... ¡incluso cuando estás en la parada del autobús!
Para colmo, es obligatoria una propinita del 15% del importe, y yo soy taaaaan española en eso de dar propinas a taxistas!
Veo que, como sospechaba, no es sólo un problema de Madrid. De hecho, Cler, recuerdo que la primera vez que fui a tu ciudad me metieron una gigantesca clavada desde el aeropuerto en un taxi clandestino, único medio de transporte a la hora que era.
Y yo también soy antipropina total.
'La propina degrada a quien la recibe y deshonra a quien la da'. Sólo aplicable en caso de taxistasy en particular con los del sábado noche. Escribid esto en mármol, niñas.
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