Thursday, September 14, 2006

Gimnasia blanda

Estoy pelada de dinero. Entre el euríbor y los malditos ladrones del banco nos han pegado un palo gigantesco en la hipoteca. Además, tengo poquitas ganas, pero, no sé por qué, esta semana he decidido que no me puedo realizar como ser humano sin ir al gimnasio. Así que he llenado la cabeza de la Señorita E. de propaganda barata pro ejercicio físico y hemos ido al gym a preguntar precios y horarios.

Somos chicas con clase y no íbamos a ir a un gimnasio cualquiera. El elegido ha visto sudar a intelectuales de la talla de Yola Berrocal. Llegamos y nos atendió un tipo con bastante pluma. Nos dio un paseo por las instalaciones y pudimos ver la piscina, con su clase de acuaerobic, la sala de spinning, que nos cansó nada más verla y, otras cosas por el estilo. Por fin, llegamos a una sala donde la gente levantaba una pierna con parsimonia a la orden de una señora. Parecían muy felices. El monitor gay nos contó que era yoga. No sabía si a la hora que queremos ir nosotras, que es temprano, habría clase, pero si no era yoga, sería pilates, tai chi u otra “gimnasia blanda”. La Señorita E. y yo nos miramos y lo vimos claro. El concepto que acabábamos de descubrir era el que nos ponía. Y si lo convertimos en “gimnasia blanda”+desayuno+cigarrillo, nuestras mañanas otoñales prometen.

Me acordé, de repente, de que sólo hace un par de semanas, en el post que escribí en mi cumpleaños, me consideraba demasiado joven para apuntarme a pilates. Bueno, está bien, acabo de cambiar de opinión. “¿Por qué quieres gastar el dinero que no tienes en un ejercicio que no te va a hacer estar más delgada?” os preguntaréis. Muy sencillo: si suena mi despertador y sé que lo que me espera es un hitleriano monitor de spinning me doy media vuelta y sigo durmiendo. Pero si es algo más suave, puede que me anime al menos dos o tres días por semana. “Bien, entonces ahórrate la panoja y gana horas de sueño”. No. Estoy poseída por el síndrome posveraniego y me he decidido a enfundarme un chándal de vez en cuando, aunque sea engañarme a mi misma (y a los demás). Ya lo sabéis: desde ahora soy gimnasta (blanda).

Bueno, empiezo en octubre...

Sue