Friday, December 22, 2006

Chocolate blanco


Hoy, 22 de diciembre, día en el que NO me ha tocado ni el reintegro, me declaro oficialmente de vacaciones. Sí, amigos, aunque llegué a Ejpaña hace un par de semanas, he seguido trabajando gracias a esa cosa tan maravillosa que llamamos Internet y que me ha permitido estar entretenida estos días que he pasado en casa de mis padres.

No, no soy adicta al trabajo, pero entenderéis que con toda la peña currando hasta este viernes, yo poco tenía que hacer, salvo aburrirme como una ostra. Y aún así he tenido tiempo de recordar que mi pueblo, a pesar de estar en una zona turística donde la población se ha duplicado en los últimos diez años, sigue siendo el mismo p*to pueblo de siempre donde no hay nada que hacer, salvo ir a la playa en verano.

Para que os hagáis una idea: mis momentos de mayor esparcimiento desde que llegué aquí han consistido en ir de tapas un domingo y acompañar a mi madre al supermercado alguna tarde. Solo de pensarlo se me saltan las lágrimas.

En una de esas salidas para hacer la compra, me entretuve en analizar los productos nuevos que hay ahora en la sección de bollería y galletas. Me sorprendió gratamente comprobar que muchos de los que llevan chocolate han sacado la versión “chocolate blanco”, un alimento prohibido en mi infancia al ser considerado por mis progenitores como “guarrería”.

Sí, los puristas del chocolate dirán que, en efecto, el chocolate blanco ni es chocolate ni es nada, pero a mí siempre me ha vuelto loca. De pequeña no podía entender que a algunos niños les gustara la Nocilla de un solo sabor (chocolate normal), cuando en mi casa, de toda la vida, mi hermano y yo nos zampábamos la nocilla blanca y al final la negra se quedaba seca y la teníamos que tirar.

Hace varios años, la marca sacó al mercado un bote de nocilla blanca sola, producto que mi hermano y servidora nos apresuramos a catar. Fracaso absoluto. Resultó ser demasiado empalagosa y aburrida, y fue entonces cuando nos dimos cuenta de que lo bueno de la nocilla de dos sabores era (y es) que, aunque nos echábamos la blanca, siempre añadíamos un poco de la otra para darle color y saborcillo a avellana.

Bueno, y dicho esto, me voy ahora mismo a celebrar el comienzo de mis vacaciones con una merienda a base de galletas bañadas en chocolate blanco. Mmmmmmm…

3 Comments:

At 12:30 PM, Blogger arbusto el guerrero said...

Como saben los que me conocen, yo fui de los que me gastaba la paga semanal en comprar postales y sellos que enviaba a Nocilla para exigir el lanzamiento de una Nocilla 100% White. Cuando por fin salió el invento, me di cuenta de que ya no molaba.

Si no me equivoco, Quic (personaje penoso por lo general) también formó parte del frente nocillero-blanquista. Y es que aquello fue una bonita idea que, una vez conquistada, perdió su brillo utópico.

En cualquier caso, siempre nos quedarán los filipinos blancos.

 
At 5:20 PM, Blogger Quic said...

Y los Donettes nevados, ojo.

Conozco muchos más casos de gente a la que le gusta más la blanca que "la otra". Un grave error de mercado felizmente corregido tras años de lucha.

 
At 12:25 PM, Blogger Sue said...

¿Si os digo que a mi no me gusta ni me gustaba ninguna de las dos me llamaréis desaboría?

 

Post a Comment

<< Home