Torrijas
Al contrario que Att, no soy buena cocinera. Más bien no sé hacer casi nada en la cocina, más que congelados variados, huevos fritos y esas cosas. Pero hay dos o tres platos en los que soy maestra. Uno de ellos son las torrijas. Lamentablemente, la brevedad de la temporada torrijil me impide lucirme como debería. ¿Por qué sólo las comemos en Semana Santa? Es una prueba más de que los españoles somos de rutinas. Esta semana me la he pasado trabajando y hoy me voy a la España profunda, así que no he tenido ni voy a tener tiempo de hacerlas. Pero, como me sabe mal que mi talento quede desaprovechado, he decidido compartir con vosotros el secreto de las torrijas. No hace falta que me déis las gracias.
Partamos de la base de que las torrijas que sé hacer son de leche. Como digo, mis habilidades culinarias son limitadas. Los ingredientes son, por tanto, pan (puede ser del día anterior, pero a mi me gustan más con pan tierno), aceite, huevos, leche, azúcar y canela. Si lo tenéis todo, ya podemos empezar. Lo primero es partir el pan en rodajas. Y aquí viene el secreto. En todas las recetas leeréis que hay que empapar primero el pan con la leche y luego freirlas. Pues no. El truco es rebozar primero el pan con huevo batido, pasarlo por la sartén (muy poco, no churruscar, por favor) y, acto seguido, introducirlas, aún calientes, en la leche con azúcar y canela. De esta manera, no sólo están buenísimas, sino que salen bien formaditas y sin desmoronarse, y no montamos un chocho en la cocina, con espuma saliendo de la sartén. Eso sí: hay mayor riesgo de que queden rustisecas, por lo que hay que empaparlas bien, bien.
Una vez empapadas, se dejan escurrir un poco en un plato y se pasan por otro plato dode habremos puesto una generosa mezcla de azúcar y canela, que quedará pegadita formando una dulce costra. Ya se pueden colocar en la bandeja definitiva y comer.
Y nada más. Me voy a comer un triste sandwich al Rodilla. Feliz Semana Santa.
2 Comments:
Lo tuyo siempre fueron los postrecillos. Dado que pasó la Semana Santa y que no nos has agasajado con tus exclusivas torrijas, no estaría de más que abrieras las puertas de tu mansión para celebrar una noche de torrijas y vinazo. Da igual que sea agosto. Yo haré lo propio cuando me sea posible, pero me decanto más por lo salado: huevos estrellados con jamón ibérico. Descansa. Mua
Las puertas de mi exclusiva mansión están abiertas siempre para ti, nena. De momento, hoy mismo nos podemos tomar un copazo allí o en cualquier bar, si queréis.
La temporada de la torrija, sin embargo, se acabó, que he cogido kilitos esta Semana Santa y es muy posible que no entre en cierto disfraz blanco muy caro que me estoy haciendo.
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