Sunday, January 21, 2007

Una de chapuzas

Hola, amigos. Hoy vamos a explicar cómo colgar un espejo en el lavabo. Para empezar, hacen falta dos personas, chico y chica, y un espejo. El chico llevará el martillo, la chica, el metro y alguno de los dos un rotulador. La blackandecker se la pediremos prestada a un cuñado. Para comprar la broca adecuada, los tacos y las alcayatas, tendremos que pasarnos una larga tarde en el Leroy Merlín mirando tornillos (no de los de la fábrica, de los de verdad). ¿Por qué?, os preguntaréis. Muy sencillo, ya he dicho que hacen falta chico y chica, y de esta tarea se encarga el chico. Si fuera la chica sola, preguntaría al dependiente, diría “póngame los más baratos, por favor” y se iría.

Con todos los elementos, nos pondremos manos a la obra. Lo primero es vaciar el lavabo de cachivaches, como el vaso con los cepillos de dientes, el jabón y esas cosas. Podéis ponerlo encima del váter. Existe el riesgo de que los cepillos se caigan al agua, algo que a mucha gente le da reparo. Pero tranquilos, insistimos en que para esta operación hacen falta un tío y una tía y ésta última se habrá ocupado de cerrar la tapa. Con el metro, mediremos el ancho y pondremos un puntito en el medio con el rotulador. Luego pondremos otros dos puntitos donde van las alcayatas. También hay que medir el alto, o corréis el peligro de ponerlo pegado al techo, lo que es poco práctico, aunque hay a quien le gusta (un inciso: en el Puerta de América una de las habitaciones consiste en una cama redonda roja con un espejo en el techo. No es que lo haya visto yo, malpensados. Pero esto constata lo que ya sospechaba: que de hotel vanguardista ha pasado a picadero hortera en poquísimo tiempo).

Una vez efectuadas las mediciones, el chico procederá a hacer los agujeros. ¿Por qué? ¿Porque los hombres tienen más fuerza o más pulso? ¿Porque les gustan los instrumentos fálicos como la blackandecker? Puede. Pero, sobre todo, porque si lo hace la chica y se carga un azulejo a él no va a haber quién lo aguante. Luego se meten los tacos y las alcayatas. Es imprescindible meter una de ellas torcida hacia arriba.

Hecho esto, llega la fase crucial: colocar el espejo. Primero lo intentará el chico solo con la chica mirando entre el espejo y la pared para guiarle y que lo coloque bien. Como no funcionará, el segundo intento lo harán los dos, sujetando cada uno por un lado y mirando por el rabillo del ojo. Esta fase es muy delicada y pueden surgir problemas. Las gafas de pasta con patilla gorda están muy bien para aparentar que eres listo, pero cuando se trata de emplear la visión lateral son un incordio. Si las lleva uno de los dos, ahí pueden empezar los problemas. Y pueden seguir cuando los dos se den instrucciones confusas, cada uno tire para un lado y suene a cristal roto. Si esto ocurre, es probable que una esquina del espejo haya quedado destruida (en el lado del chico).

Pero tranquilos, que hay solución. En primer lugar, no es recomendable clavar el cristal roto a tu pareja ni a ti mismo, aunque sea el primer instinto. Con unos cuantos juramentos hay más que suficiente. Luego nos fumaremos un pitillo y saldremos a la calle a pensar. Al cabo de un rato se os habrá ocurrido a vosotros solos: id al Leroy Merlín, comprad un espejo idéntico, ponedlo sin romper sobre las alcayatas y cubrid el otro con los embalajes del segundo. Llevadlo, entonces, a la tienda indignados y decid que venía roto de serie.

En el próximo capítulo veremos si esta nueva técnica funciona.

Sue

3 Comments:

At 7:27 PM, Anonymous Anonymous said...

en cuanto llegue Nuria se lo enseño corriendo. Luego no me cree.

un saludo desde la costa levantina

 
At 7:52 PM, Blogger Hans said...

Muy interesante y sugestivo. Algún día contaré yo cosas de estas, que yo, a pesar de que -lo sé- resulta difícil creérselo, soy muy manitas :-D.
MBO coadyuva al posicionamiento de objetos y sostiene el aspirador debajo del punto de contacto broca-azulejo (de ese modo el polvillo generado por el taladro no va a parar al suelo: briconsejo #1).
Por cierto, una vez señalados con el rotulador en los azulejos el punto de taladro, conviene pegarle al puntito una pequeña leche con un punzón para que salte el vitrificado (un poquito nada más) y la broca no bailotee por encima (briconsejo #2).
Muy buena la táctica quejoso-leroymerlinesca, oiga.

 
At 4:04 PM, Blogger Sue said...

Jose: ¿cómo tú comentando solo? ¿os habéis escindido?

Hans: gracias por los briconsejos. El de la aspiradora no lo he seguido porque dos personas, un espejo roto y un aspirador no entran en mi cuarto de baño (y eso que vivo en la Moraleja del sur, según dice el del bar). El segundo sí, lo que pasa que no cuento todos los detalles, que luego me dicen que doy mucho la brasa.

 

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