Tuesday, July 31, 2007

Fin de las vacaciones blogueras

Como de costumbre, Hans y otros tienen razón al recriminarnos nuestra consabida escasez actualizadora. Aunque he de confesar que, como Copycat se dedica al teletrabajo, una actividad que te permite "conciliar", supuestamente, pensé que sería ella la que se encargaría de mantener esto al día durante mi ausencia. En fin, como ya ha explicado ella alguna vez, es una de las grandes mentiras de la modernidad para tenernos aún más alienados. Qué le vamos a hacer.

Mi excusa es que me he ido de vacaciones. Los días anteriores a éstas fueron el infierno máximo en el trabajo. Eso parecía una película de terror, con todos los jerarcas encima de mí y sin material para fabricar un montón de tornillos al día. Por fin decidí largarme dejando a Topo al mando del sector Rosca-chapa, sin preocuparme de las posibles consecuencias. Media hora más tarde estaba durmiendo en el sofá, frente a una peli de cuyo nombre no me acuerdo y tras haberle dado un par de bocados a un whopper. Repuesta del horror, el día siguiente me largué a la playa con mi señor esposo, aprovechando que el apartamento de los suegros estaba libre. Allí pasamos una semana apacible y feliz, sólo perturbada por los vecinos, un primo de D., su novia y su hija de dos años. Él les hace seguir una dieta macrobiótica y ellas aprovecharon nuestra llegada para unirse a nuestras barbacoas domingueras, comerse nuestra tortilla, ver nuestra tele y hacer pis en nuestro minijardín (sólo la niña, tranquilos).

Terminada la semana nos despedimos de los primos con lágrimas en los ojos y volvimos a Madrid a la boda de los cuñaos Gigi y Nat. El bodorrio salió muy bien. Ya quedan menos bodas este año, sólo tres o cuatro.

Aún con resaca nos largamos a Galicia, donde nos esperaban otros amigos. La última semana de vacaciones ha estado también bien, mucho pulpo, alvariño y tal. Sólo que ha sido un poco accidentada. Nos llevamos un gran susto el primer día al hacer un trompo en una carretera mojada, pero resultó que teníamos un ángel de la guarda. Estos ángeles, sin embargo, no cubren objetos personales y, días más tarde, mi móvil pereció atropellado por el coche de un amigo. Vuelvo a mi antiguo zapatófono porque me da un perezón ir a comprar otro móvil y porque dentro de tres semanas o así es mi cumpleaños y espero que alguien tenga un detalle.

Mañana vuelvo al curro. Espero que el infierno se haya relajado un poco y, si no, pues nada, en peores plazas hemos toreado.

Saturday, July 07, 2007

Ojo con los pequeños actores

Futuras mamás, atentas. Vuestros hijos podrían ser futuros aspirantes al Oscar al mejor actor. Mientras alcanzan ese objetivo, mucho ojito con el chantaje emocional, que estos pequeños mamones se las saben todas.


Friday, July 06, 2007

Una pregunta que lanzo a mis amigos

¿Por qué cuando estoy de Rodríguez nadie quiere nunca tomarse una copa por ahí conmigo y sí cuando estoy tan ricamente viendo House con D.? Eso va por Cler y por Orujix, entre otros...

Monday, July 02, 2007

Pisos "petit-suisse"

Llevo ya unos días en Helvetia con Arbusto y parece que ya me voy a acostumbrando a las rarezas de su extraño casero, un sueco con un concepto de la privacidad y la intimidad bastante amplio.

No quiero pasar a hablar de semejante fistro sin antes mencionar a un tipo muy “salao” con el que me topé a la ida, en un pequeño aeropuerto español. Yo ya me dirigía a mi puerta de embarque dispuesta a dejar pasar el tiempo escuchando música, cuando vi que antes había que pasar un control de pasaportes. Mostré mi DNI y mi tarjeta de embarque y el tío, al ver que a mi avión aún le quedaba un buen rato para salir, empezó a decirme:

- Yo no entraría ahí dentro, que eso va a ser un aburrimiento de campeonato.
- ¿Y eso?, dije yo.
- Hombre, es que ahí ya no hay ni tiendas, ni dutifrí, ni bares, ni ná.
- ¿Hay aseos? (mi máxima preocupación en ese momento).
- Aseos hay, y los más limpios de todo el aeropuerto, pero te digo que te vas a aburrir como una ostra si entras ya, porque ahí dentro no hay de ná.
- Bueno, pues nada, ahora vuelvo.

Así que me fui a darme un paseo por las tiendecitas, me compré un botellín de agua y volví al puesto de control dispuesta a no dejarme convencer por ese tipo tan campechano.

Una vez en casa de Arbusto pude comprobar la curiosa manera de ahorrar espacio que tienen los suecos, poniendo una cama de matrimonio a dos metros del suelo para no restar espacio al… ¿salón? (hablamos de un habitáculo con un escritorio y una silla, ya que la tele está en una estantería a la altura de la cama), haciendo un cuarto de baño con váter, ducha y lavabo para liliputienses y una cocina en la que el maldito sueco ha metido un jacuzzi!!

Claro, como el jacuzzi ocupa lo suyo, el hombre sólo ha podido poner un frigo de un metro de alto y un hornillo eléctrico para calentar la sopa, porque por no haber no hay ni fregadero. Eso sí, encima del frigo hay un lavavajillas tamaño liliputiense en el que caben 4 tazas, 4 platos grandes y 4 platos pequeños. Punto.

Al llegar a esta vivienda provisional de Arbusto, lo primero que hizo una servidora fue darse un baño en el jacuzzi. Bien, amigos, fue el primero y el último, ya que el casero informó a Arbusto de que iba a abrir una trampilla en el suelo para facilitar el acceso a su cocina. Al día siguiente abrió la trampilla, colocó unas escaleritas de madera y… ¡tachán! Todo lo que hiciera él o nosotros dejó de ser un secreto, ya que el apartamento no tiene puertas y su piso tampoco. La distribución de su hogar es también un tanto extraña. Su dormitorio (nos hizo una visita guiada a los dos) está en lo que sería el enorme salón de la casa, y sólo tiene una cama y una bañera redonda. No hay puerta, tan sólo una cortina que cierra cuando se va a dormir. Al fondo hay otras escaleritas de madera que dan acceso a otro apartamento-liliput, con lo cual, cuando lo alquile, el inquilino tendrá que pasar por su dormitorio cada vez que quiera bajar a la cocina. Luego hay un pasillo y una habitación sin muebles y, por supuesto, sin puertas (¿tan caras serán las puertas en estas tierras?) Sabemos que el pollo tiene donde bañarse, pero no sabemos dónde hace sus necesidades. A lo mejor los suecos no hacen esas cosas…

Lo normal es pensar que los inquilinos como Arbusto no tienen intimidad, pero lo más raro de todo esto es que ni el propio casero la tiene.

Por supuesto, su moderna cocina y todos los accesorios de la casa son de Ikea, aunque suponemos que pagaría antes de llevárselos a casa, no como hace la gamberra de Sue y su no menos gamberro marido.