Saturday, April 29, 2006

Más que dos carretas


Ante el clamor popular por mi prolongada ausencia en este blog, las súplicas de mi compañera y las críticas de otros blogueros, regreso para dejar un post breve y... poco profundo, para qué nos vamos a engañar. Yo no tengo mucho tiempo (empapelar las paredes de mi casa con billetes de 500 euros absorbe mucha energía) y, además, sé que estáis todos otra vez de puente, cabronazos. Así no hay que levante el país...

En fin, ahí va este vídeo que he encontrado en youtube (sí, lo sé), para que los que os habéis quedado en casa os alegréis la vista. Acabo de ganar público masculino y perder el femenino.

Una pregunta: ¿alguien me puede decir si este anuncio ha llegado a Ejpaña? Si es así, las feministas y buenrollistas no tardarán en pedir su retirada. Les falta sentido del humor (y un buen... eso).

Con lo gráfico que es. Disfruten.

CC.


Thursday, April 27, 2006

Carta a mi compañera

Querida Copycat:

Espero que al recibo de ésta se encuentre usted bien de salud y su señor esposo Arbusto también, D. M. Sólo unas líneas para decirle que parto de viaje al extranjero en unas horas y que, por lo mismo, me resulta imposible llevar sobre mis hombros todo el peso de éste nuestro blog.

Ya sé que tiene usted mucha faena últimamente, y que completar el forrado de las paredes de su casa con billetes de 500 euros lleva su tiempo, pero piense en nuestros lectores. Quieren que vuelva. Copycat, escriba usted algo.

Sin más, se despide, suya siempre,

Sue

Thursday, April 20, 2006

Regreso

Acabo de llegar a casa y no quería esperar a mañana para contar mis vacaciones. No porque tenga grandes revelaciones que hacer, más bien al contrario, sino porque si escribo cuando haya vuelto al trabajo se va a notar el tufillo de mala hostia. Por cierto, no pongo fotos porque no sé muy bien descargarlas desde el móvil (así de tristes son la ignorancia y la pereza).

Comencé por irme al pueblo de D. el jueves por la noche, directamente desde el curro. El día anterior había salido hasta tarde, por lo que el palizón fue considerable. Aunque no hicimos nada fuera de lo común: nos embrutecimos hasta el domingo a razón de un kilo de grasa animal y dos litros de alcohol por persona y noche. Ese pueblo es bastante mítico. Las primeras veces que fui, hace siglos, recuerdo que no me gustó nada ni me cayó bien la gente. Ahora, en cambio, sea por tolerancia o porque estaba equivocada, me gusta ir y tengo coleguillas.

El lunes estuve en Madrid. Aproveché el único día sobrio de la semana para coger el coche de mi madre yo sola (sin acompañante) por primera vez. No hubo que lamentar desgracias más allá de que me cerraron la tienda de muebles a la que me dirigía. ¿Por qué? Porque no me bajé del carro hasta que encontré un hueco para aparcar tamaño XXL. Me pone muy nerviosa que todo el mundo me pite y me insulte si tardo.

El martes me fui a Granada con mi hermana. Orujix no pudo venir y la Señorita E. enfermó, así que fui sola. Tampoco me importó, aunque no he podido hacer todo lo que quería, porque mi hermana, a diferencia de mis compañeros de la primera mitad de las vacaciones, apenas bebe y sólo sale de noche si al día siguiente puede dormir 15 horas. Así que me conformé con abundantes cañas y tapas de acostarse pronto (a destacar dos o tres bares de la calle Elvira, estupendos, y uno nuevo que se llama El Cuadro, A Cuadros o no sé qué). También fuimos de compras, y yo hice turismo mientras ella levantaba (lo que queda de, juás) España.

Como veis, vacaciones tranquilas a la par que alcohólicas. Ahora me voy al cumpleaños de Quic. Auguro que mañana, mi primer día de trabajo, será igual que el último: resacón, todo el día como un alma en pena y, por la noche, más de lo mismo. Os lo contaré si sobrevivo.

Sue

Wednesday, April 19, 2006

Me lo han vuelto a hacer


Me ha vuelto a pasar. No sé como, pero ha vuelto a suceder. Me han dejado el pelo como a un niño.

Ya conté de refilón en un comentario que le dejé a ATT en este post mi experiencia en una peluquería de Madrid, una fatídica tarde en la que, después de dar instrucciones precisas a una peluquera rancia, me hizo lo que le dio la real gana, aprovechando que no levanté los ojos de mi revista hasta que no terminó. Mal hecho.

Desde entonces, decidí ir a una escuela de peluquería donde, además de cortarte el pelo con mucho estilo, por los 7 euros que te cobran les perdonas algún trasquilón (algo que no suele ocurrir, por otra parte).

Pero por estos lares he sido incapaz de encontrar una escuela con buena pinta y, hasta la fecha, las peluquerías por las que he pasado eran bastante malas. Cortaban el pelo poco y mal, por lo que al cabo de dos semanas ya lo tenía otra vez largo y, además, desaliñado.

Así que he ido a una peluquería fashion recomendada por unas amigas. Había varios peluqueros/as y me ha tocado el gay, un tipo de unos 40 años, moreno, no muy alto y fibroso, con un aro en la oreja, tatuajes y bastante amanerado. Hasta ahí, bien.

El problema es que el tío era un manostijeras chalado, un dalí de la peluquería, el artista terrorista, el genio de las tijeras. O eso cree él. Después de preguntarme qué corte quería, se ha puesto a enseñarle a su pupilo (un chico con cara de pardillo al que no paraba de sonarle el móvil) cómo separar el pelo por sectores antes de cortar. De repente, ante mi sorpresa, me ha dado un tajo de unos cuatro dedos de ancho que me ha dejado temblando. Ante el ataque, no me ha quedado más remedio que encomendarme a todos los santos para que me dejara un corte estiloso y resultón.

El tío se ha tirado casi una hora cortando y repasando puntas, separándose de mí y apuntándome con las tijeras como el pintor que observa de lejos su obra. Todo esto a ritmo de la música de The Cranberries, que sonaba a todo trapo y cuyas letras se sabía de memoria.

Juro que tenía ojos de loco, no me ha pedido opinión para nada y, encima, va y le dice a su aprendiz: "Mira, a chicas tan curiosas como ésta hay que sujetarles la cabeza con firmeza. Así" (es que tiendo a mirarme en el espejo aunque me digan que baje la cabeza, jeje).

Pues nada, que yo quería un peinado como éste

Y me han dejado un corte como éste:


La buena noticia es que no me sienta del todo mal. Además, el pelo crece, qué c***!

Tuesday, April 18, 2006

La maravillosa tercera edad


Hace mucho tiempo, antes incluso de vivir en Madrid, vi en el telediario un típico reportaje de relleno en época vacacional que hablaba sobre el barrio de Chueca. En concreto, venía a decir que las viejas que viven allí estaban encantadísimas de la vida con sus vecinos gays. El reportaje estaba aderezado con declaraciones de las señoras que, utilizando apelativos políticamente incorrectos para referirse a los "monosesuales", afirmaban estar orgullosas de tener el barrio tan bonito y limpio desde que ellos habían comenzado a abrir locales por la zona.

Una vez en Madrid, hará cosa de dos años, salió una noticia sobre un apuñalamiento en las puertas de un pub gótico de Tribunal. La dicharachera reportera de TeleMadriz (si no recuerdo mal), recogía al día siguiente declaraciones ¿de quién? De las viejas, of course, la población más extendida de España. Todas las señoras entrevistadas aseguraban, una detrás de otra, que jamás habían tenido problemas con los góticos.

"Al principio dan mucho miedo, porque van así vestidos de negro y con esas caras tan blancas... Pero luego ves que no hacen nada y te acostumbras", declaró una.

"Tienen una pinta muy rara, pero a veces hasta me ayudan a subir las bolsas de la compra a casa", afirmó otra.

Está claro, para ser socialmente aceptado tienes que procurar algún servicio a las viejas. Es como superar una prueba para entrar a formar parte de un club.

CC.

Monday, April 17, 2006

¿El salva-qué?


Noche de domingo, hora de cenar. Saco del horno una pesada fuente con un suculento manjar, receta modificada y mejorada de la original de la abuela. Llega el momento de llevar la fuente a la mesa, pero falta un utensilio normalmente utilizado para depositarla. Nerviosa, notando que el calor comienza a traspasar los guantes de tela, intento pedir ayuda a Arbusto:

- ¡Corre, el bicho ese! ¡El... La... La cosa esa! (en los momentos críticos, siempre olvido la palabra clave).
- ¿El qué? ¿El qué?
- ¡En el armario! ¡No, espera! ¡En el cajón, el segundo cajón!

El pobre Arbusto, pese a su mala fama, abre y cierra cajones y armarios a toda prisa en busca de la maldita cosa. Como me empiezo a quemar, dejo la fuente sobre el hornillo y le ayudo a buscar el cachivache.

- ¡El salvamanteles! (por fin doy con la palabra) ¿Dónde c*** está el salvamanteles?

Arbusto abre, diligente, un par de armarios más. Y pregunta:

- ¿Qué es un salvamanteles?

CC.

Thursday, April 13, 2006

Planes para las vacaciones


Tengo dos hermanas. Una de ellas, Hei, vive en Granada desde el verano, pero, increíblemente, todavía no he aprovechado su casa para hacer turismo en «la mejor ciudad del mundo», como la llama Arbusto. Así que, como tengo vacaciones, he decidido poner fin a esta situación. Hoy me voy al pueblo de D. a embrutecerme un poco, vuelvo el domingo. El lunes paso por Madrid, recojo el vídeo de Mujeres desesperadas que amablemente Quic y Att me grabarán esta noche y el martes me voy a Granada hasta el jueves. Ese era mi plan. Pensaba ir sola, porque D. trabaja y, en general, todo el mundo trabaja (igual que hoy todos libran menos yo). Así que ayer llamé a Hei, se lo dije y listo.

Pero hace unos minutos ha habido cambio de planes. Mi hermana tiene muchas virtudes, pero también defectos. Entre estos últimos destacan dos: 1) es extremadamente tacaña. 2) No tiene mucha delicadeza para decir las cosas. Sobre el primero algún día escribiré no uno, sino varios posts, porque es alucinante. Sobre el segundo, como ejemplo, diré que a los siete años leí una carta suya para una amiguita a la que mandaba a la mierda diciendo «no me escribas más». Hoy, a los veintitantos, sigue igualita, y me ha mandado un mensaje que decía: «Oye, he pensado que me viene mal que vengas».

Si hubiera sido un amigo, aunque fuera íntimo, yo habría desistido de mis planes granadinos. Pero es mi hermana pequeña, joder, ¿qué se ha creído? Yo allano su morada cuando me da la gana. Así que la he llamado.
-¿Qué coj**** pasa?
-Es que estoy liada y no voy a poder hacerte ni caso.
-¿Y si me llevo a la Señorita E. y a Orujix?
-Bueno, vale.
-Bien, ¿cabemos todas?
-Ya me iré yo a dormir por ahí...

Llamadme egoísta, pero es que tengo muchas ganas de ir a Granada. Que lo paséis bien.

Sue.

Wednesday, April 12, 2006

Terror a la bata blanca


Una tarde del verano pasado, me encontraba yo disfrutando de la piscina en la casa vacacional de mi abuela, en el pueblo. Fue entonces cuando llegó Megapija, que es una prima de mi madre que es médico. Vino para entregarse a fondo a una de sus aficiones predilectas: amargarme la vida. Como yo estaba en bikini, aprovechó para explorar mi organismo sin pudor.
-Vaya, pero si tienes un tercer pezón.
-Pero, ¿qué dices?
-Sí, sí ahí. No te preocupes, mi hija también lo tiene: es normal.
Megapija señaló una imperceptible marca a la altura de la costilla y su hija, una chavalilla de 15 años, se levantó la camiseta para mostrar una idéntica.
-Ah, bueno, pero no me crecerá una tercera teta ni nada, ¿no?
-No, no creo… Por cierto, también tienes lunares. Mira, son nevus de Nosequién.
-Los he tenido siempre, son lunares normales…
-Sí, pero ese que tienes en la barriga… no sé yo. No será nada, pero ¿y si es un melanoma? Háztelo mirar.

Han pasado seis, ocho o no sé cuántos meses desde esta conversación. Desde entonces, todos los días al ducharme, al abrocharme los pantalones (el lunar queda más o menos donde el botón) o al hacer cualquier otra cosa que implique ver el maldito lunar me he acordado de la cara sonriente de Megapija. Así que el otro día decidí por fin ir a un médico y que me dé cita para quitármelo. Y fui, pero no me pudieron ver porque había mucha gente. Qué alivio. Todo el mundo me dice “no pasa nada, te lo quitan con un frío que es tan frío que quema [brrrrr], pero sólo duele un poco”. Pero sigo teniendo terror. Y no sólo por el dolor, sino porque sé que, como cada vez que me quedo a merced de una bata blanca, me convierto en la niña del exorcista. Con lo que me gustan las series de médicos (Doctor en Alaska, Urgencias, House) lo poco que me gustan los de verdad. Citaré algunos casos recientes:

-Visita al dentista (año 2000). Me tienen que sacar una muela del juicio sin sitio para salir. Ya sentada en la silla de las torturas, el dentista acerca a mi boca una jeringa con anestesia. Se apodera de mi ser una fuerza mayor que me hace hacer pucheros y querer bajar de la silla ya. La enfermera y el dentista no dan crédito. “¿Cuántos años me dijiste que tenía?” oigo que le pregunta ella a él. Al final, no sé cómo, me chutaron y me tuve que quedar porque la otra opción era irme a casa con la boca floja y babeando.

-Visita al centro de vacunación internacional (año 2002). Sin duda, la actuación estelar de mi brillante carrera como Mema de Consultorio. Para viajar a la selva amazónica por la patilla (una gran oportunidad, un viaje al que me moría por ir), el único requisito era vacunarme de la fiebre amarilla. Primero intenté zafarme, diciendo que ya no daba tiempo, ante la incredulidad de los organizadores del viaje, que me dieron un ultimatum. Luego me pasé tres días comiéndome la cabeza y, cuando llegó el momento, caí poseída otra vez. No había preparado la inyección a la enfermera y yo ya estaba llorando como una Magdalena. Estupor de nuevo. “Bueno, intenta calmarte … a los niños les decimos que miren a ese cuadro para que se distraigan”. Miré el cuadro: un mediocre dibujo de un gato que, aunque no me consoló, me entretuvo en el momento del pinchazo. La enfermera respiró y me mandó a hablar con la doctora para que me informara sobre otras patologías selváticas. La obedecí, pero la presencia extraña todavía no me había abandonado. Así que, cuando la doctora (que no había presenciado la escena anterior) se puso a hablar yo, ante su doble estupor, me deshice en lágrimas de nuevo. Si hubiera sido el doctor House seguro que me hubiera diagnosticado una tenia en el cerebro o algo, porque la verdad es que no estaba triste, cabreada, ni nada, estaba normal, pero no podía parar de llorar y de decir “perdone, perdone, no puedo parar”. Me pasé 30 minutos llorando en el baño sin motivo.

-Visita al ginecólogo (año 2005). El doctor tenía que averiguar de dónde venían unos molestos dolores que había tenido. No daré tantos detalles porque, como siempre digo, este es un blog para todos los públicos. Sólo diré que aquí no hubo agujas, pero sí aparatos del infierno, que esta vez el estupor fue mío al verlos y que, para aplacarme, la enfermera tuvo que decirme al oído “ahora piensa en George Clooney”.

Bien, ya sabéis la verdad: estoy loca. Después de esto algunos dejaréis de leerme, porque no soy la persona civilizada que pensábais. Pero, antes de dejarlo, podéis opinar: ¿me quito el lunar o le parto la cara a Megapija la próxima vez que la vea?

Sue

Sunday, April 09, 2006

Baby-boom


Una amiga mía de provincias me contó hace tiempo que sus amigas del pueblo la consideran una heroína porque se fue a Madrid a estudiar una carrera y ahora trabaja en una importante empresa (de sol a sol y cobrando una mierda, pero bueno) y se ha comprado un pisito (de 35 metros cuadrados, pero bueno).

Sus amigas la admiran porque ninguna fue a la universidad y todas acabaron trabajando de cualquier cosa en un pueblo con opciones de ocio bastante reducidas. Eso sí, en su época adolescente las chicas sabían cómo pasar las largas tardes de verano y es que, como dice mi compañera de blog, "la jodien** no tiene enmienda".

Y aquí va la parte sorprendente de la historia de mi amiga, que sin comerlo ni beberlo se convirtió, a sus 18 añitos, en madrina y/o pseudo-tía de los churumbeles de 5 de sus 7 amigas que desarrollaron sus respectivos bombos prácticamente a la misma vez.

Atónita ante semejante fenómeno, mi amiga les reprochó que hubieran sido tan inconscientes como para no haber utilizado condón. Sin embargo, todas ellas juraron haberlo hecho... con condones comprados en una de las farmacia del pueblo, propiedad de una señora bastante facha.

¿Hubo una partida defectuosa de Durex o la vieja se dedicó a vender cajas de condones previamente soleados en el escaparate de su botica?

Nunca se sabrá.

CC.

Friday, April 07, 2006

In the mood for love


Ya estamos en primavera, así que ya es hora de hacer un post sobre el amor. No me voy a poner lila, no temáis. Sólo voy a hablar sobre lugares en los que sí y en los que no es fácil y/o recomendable entablar relación con alguien con vistas al apareamiento, que es, al final, lo que buscan todas las especies. Como sabéis, yo hace años que estoy fuera del mercado, pero soy muy observadora y he llegado a estas conclusiones:

-Trabajo. No funciona. “Donde pongas la olla no metas la p****”. Yo soy muy partidaria de este dicho, pero parece ser que no todos lo son. En mi curro, al menos, la gente f**** un montón: hay parejas estables con hijos y todo, en las fiestas, cuando vas al baño, te puedes encontrar cualquier cosa, las mesas de los despachos de los jefes han visto de todo… En fin que es un putiferio. Pero no todo el monte es orégano: en la empresa de D., por ejemplo, si descubren que dos empleados están liados echan a uno de los dos. Así que cuidadín en el trabajo que, además, tanto si funciona como si no, tiene que ser un coñazo estar todo el día junto a tu contrario.

-Grupo de amigos. No funciona. Podría parecer la opción más lógica, pero no. Si se trata de un rollo furtivo, a veces causa problemas. Y no sólo a los interesados, sino también a los que les rodean. Si se trata de una pareja estable y se rompe, entonces sí que vienen los problemas para los demás. Lo ideal es buscarte tu pariente/a fuera y agregarlo después a los amigos. Ahí sí.

-Internet. Funciona y de qué manera. Y entre gente muy normal, oiga. No hablo, por supuesto, del portal ese para buscar pareja (no lo necesitaréis si seguís mis consejos). Hablo de otros foros o chats de temáticas de lo más variadas (deportes, música, etc.). Entre mis amigos, dos parejas superestables se conocieron así. Y sin salir de casa.

-Autoescuela. Increíblemente, funciona. Si no tenéis carnet de conducir ni novio/a, ya sabéis cómo remediarlo. Mi experiencia autoescuelera, como sabéis, no ha podido ser más infernal y, aunque no hubiera tenido pareja, en lo último que pensaría tras mi quinto suspenso era en preguntarle al de al lado si estudiaba o trabajaba. Pero es cierto que los chavales se traían cierto cachondeo. Parece que siempre ha sido así, pues yo misma fui testigo en la boda de unos amigos que se conocieron reflexionando sobre si el coche azul, el rojo o el amarillo es el que tiene la prioridad en la intersección. Y ya tienen dos hijas.

-Bares y garitos nocturnos. Funcionan a medias. Al día siguiente son frecuentes los rezos para que la tierra te trague, por haber hecho el ridículo o por descubrir que la chica tan callada con la que te enrollaste era en realidad una farola de la calle. Por otro lado, llegada cierta edad, se hace un poco durillo entrarle a la gente. Si el nivel de alcohol es elevado, recomiendo: no salgas de ahí sin el móvil del sujeto. Pero, ¡cuidado! Trata de dejar el sexo para otro día, que seguro que es mejor. O, a lo mejor, si le ves la cara al día siguiente ya eres tú el que no quiere. Con los ligues de bar sólo a veces, muy pocas, al día siguiente dices ¡Soy la tía con más suerte del mundo!

-Viajes. Funcionan. Ideal para algo no serio, pero no estoy segura que de vuelta a la gris rutina siga funcionando. Si el viaje es de trabajo, en el 99,9 por ciento de los casos no funciona al volver a casa. Que se lo digan a la señorita E.

-La propia familia. Funciona. “Cuanto más primo, más me arrimo”. Un refrán con muchos adeptos, sobre todo en los pueblos de esta España mía, esta España nuestra. A mi, qué queréis que os diga, me da un poco de grima meterme en la cama con un tío que se parece a mi, pero es que soy una urbanita finolis.

Hala, a practicar en Semana Santa. Ya me contaréis qué tal.

Sue.

Tuesday, April 04, 2006

Selfish, self-cat

Me gustan los gatos. Ya lo sabíais, verdad? Son pachorras a la par que elegantes, independientes, cariñosos (cuando quieren) y tienen muy mala leche (también cuando quieren). Sin embargo, nunca he tenido gatos en casa. Cuando yo era pequeña, mis padres adoptaron un siamés que se metía en la cuna de mi hermano para robarle el chupete. Y así iba él tan pancho por el pasillo, con el chupete en la boca. Mis padres lo acabaron devolviendo a su dueño original.

Gracias a youtube he conocido una faceta más de los gatos: son egoístas y tienen una fuerza descomunal. Miren, miren...



Pero el que mola de verdad es este vídeo. Atención al gordo hijodep***, las collejas que mete. Qué cabrón.



Tenía pensado tener un gato, pero no sé si seré capaz de educarlo correctamente... Este tema me tiene preocupada.

CC.

Siesta maldita


Nunca echo la siesta. Sin embargo, a veces estoy tan cansada que me da el bajón después de comer y me echo un rato en el sofá a descansar. Algunas veces, muy pocas, consigo dormirme.

El otro día me pasó: me acurruqué junto a un Arbusto y me quedé sopa total. Soñé y todo, pero uno de esos sueños que, si bien no se suelen considerar pesadillas, me hizo pasar más miedo que en toda mi vida.

De repente sentí que Arbusto me tiraba del pelo. Y yo, que en ese momento creía estar despierta, pensé que estaba de cachondeo. Intenté darle un manotazo, pero estaba tan cansada que no podía mover ni un dedo. Intenté insultarle y -ahí comienza la pesadilla- fui incapaz de articular palabra.

Insisto en que en todo momento yo era consciente de lo que estaba pasando, es decir, estaba despierta… ¿o quizá no? El caso es que me entró la risa floja porque quería hablar o moverme y no podía. Entonces pensé que tal vez sí estaba soñando, así que decidí despertarme. Me concentré, intenté abrir los ojos, y no pude. Probé varias veces y nada.

Juro que llegué a pensar que me había dado un derrame cerebral o algo que me había dejado viva pero inútil. Me entró el pánico y, no sé cómo, me levanté.

Arbusto jura y perjura que no me tiró del pelo en ningún momento, y que me oyó una risa como de haber fumado algo.

Qué mal me sienta la siesta!

CC.