Ayer fui a ver "Camino": peliculón. La mejor película española que he visto en años, aunque eso no es mucho decir. Por si alguien no lo sabía, la peli va sobre el Opus Dei, más en concreto, sobre una niña del Opus que muere de cáncer. Está "inspirada" en hechos reales, que el director ya se ha encargado de aderezar con detalles aún más trágicos que los verdaderos, por si había alguien en la sala que todavía no estaba llorando a moco tendido y pedía que se le devolviera el dinero. Porque es una de esas películas de las que se va a ver para sufrir y a angustiarse. Una pequeña trampa, pero que merece la pena.
Lo que me pide el cuerpo es destripar la película (es un vicio que tengo yo), pero me contendré y no lo haré. Sólo digo que vayáis todos a verla, de verdad, que es muy, muy buena. Pero no me voy a quedar con las ganas de soltaros una chapa, así que os explicaré cómo veo yo el Opus Dei y demás "familias" de la Iglesia Católica.
Cuando era pequeña, a veces estaba viendo la tele y salía alguien, por ejemplo, Sergio y Estíbaliz, y mis padres decían "ese/a es del Opus". Lo decían con un tono tan misterioso y chungo que me daba un poco de miedo. No sabía lo que significaba porque, por supuesto, no conocía ni de lejos a nadie "del Opus", como no conocía a ningún asesino o violador, eran cosas chungas que se veían por la tele. Desde luego, en mi barrio podía haber asesinos o violadores, pero nadie del Opus, salvo quizá mis vecinos de al lado, de los que se rumoreó que eran del Opus cuando tuvieron su sexto churumbel, pero enseguida se desechó la hipótesis porque no eran ricos y vivían en una casa como la mía, que ya era pequeña para tres hijas.
Luego fui al instituto. La "profesora enrollada" contribuyó a agrandar la leyenda contándonos cosas chunguísimas del Opus: cilicios, represión, etc. Hablábamos del Opus como si tal cosa, pero no conocíamos a ninguno, ni ganas que teníamos.
Cuando llegué a la universidad por fin estuve frente a frente con gente del Opus. Hay varias profesiones predilectas para los opusinos, como ginecólogos, farmacéuticos y fabricantes de tornillos, así que no escaseaban en mi facultad. Los primeros seres de carne y hueso del Opus que conocí fueron Claudillo y Jon, dos entrañables compañeros que venían directamente de otro planeta. Me asusté al principio, no me atrevía ni a acercarme. Parece una exageración, pero juro que es verdad, así de paleta era: me habían dicho que hacían proselitismo y que eran muy convincentes. También me enteré de que existían numerarios y supernumerarios y toda esa movida, y de lo chalados que estaban, y no daba crédito.
Después conocí a otra chica que era del Opus, pero más maja. No era mi amiga, pero ya me ayudó a pensar que eran personas. Y luego, en el curro y sectores adyacentes, he conocido a numerosas personas del Opus. Con alguno, incluso, no me llevo mal, pese a que tenga cinco hijos a los 32 años. Además, supe que existían otras "familias", como los Legionarios de Cristo, que además de ser talibanes al cubo tienen como líder a un cura pederasta. O los Kikos, guitarreros cansinos, aunque estos a mi no me caen del todo mal, sobre todo comparados con los anteriores.
Esta convivencia con el fanatismo me había llevado a pensar en que yo era una paleta de colegio público e hija de unos rojillos de tres al cuarto y que lo del Opus no era para tanto. Una opción algo chunga, sí, pero una opción válida para el que le guste. Después de todo, yo misma me considero católica (estoy bautizada y me casé por la Iglesia). Tengo mis propias opiniones sobre casi todo y una fe bastante quebradiza, pero ¿no les pasaría lo mismo a los del Opus?
Pues bien: ayer vi la película y, aunque soy consciente de la intención y de la exageración, me sirvió para abrirme los ojos: tenía yo razón cuando tenía miedo al Opus. Es para tenérselo. Es una secta fundamentalista que putea a muerte a la gente y anula a las personas. Imaginaos que os sale un hijo/a numerario. ¡Qué espanto! Tened cuidado porque, sí, hacen proselitismo y del malo, y casi no nos damos cuenta. La profesora enrollada, por una vez, tenía razón.