El don y el látigo
No hace tanto que no actualizo, pero mi legión de fans ya se me ha echado encima. Me acusan de desatender el blog, pese a que Copycat lo ha mantenido gloriosamente, "Para hacerlo así, mejor déjalo", me han llegado a decir. Está visto que tenía razón Truman Capote, cuando Dios te da un don, te da también un látigo. A mi me ha dado el don de hacerle gracia a unas cinco personas y, como látigo, me ha dado a esas cinco personas para presionarme, casi igual que Truman.
Y ya que he titulado esto así, voy a hablar un poco de Truman Capote y luego aprovecho y le doy una pequeña hostia silenciosa a alguien a quien no nombraré. Truman Capote es mi escritor favorito y el de mucha gente. Además de escribir bien era superlisto, no listo de qué listo, sino de cociente intelectual, que por lo visto lo tenía elevadísimo. Aun así aseguraba que nunca fue capaz de recitar el abecedario de principio a fin porque no se lo sabía. Yo no me lo creo, porque ya sabéis que en inglés se aprende con una canción muy pegadiza, pero me gusta ese rollo del listo tonto. El caso es que cuando el año pasado estrenaron la peli sobre cómo escribió "A sangre fría" fui corriendo a verla y no me decepcionó. Lo que sí me jodió fueron las críticas de algunos soplapollas. Resulta que en la peli, por si no la habéis visto, se muestra cómo Truman exprime a unos condenados a muerte (sobre todo, a uno) para que suelten todo el rollo del asesinato y así poder escribir su obra maestra. Para ello se tiene que implicar un huevo, llevarles revistas porno, chucherías, sobornar, darles cariño y amor y darles algo a cambio. ¿Qué se le puede dar a cambio a un condenado? Esperanza. Pero al final pasa lo que pasa: Truman tiene lo que quiere, pasa de ellos, que por otra parte son una puta mierda de asesinos y les ahorcan lo que, de paso, le da un final cojonudo para su novela. Es aquí donde la gente le tacha de hijoputa.
¿Lo fue? Quizá. En el libro pone que después de ver la ejecución vomitó y me lo creo porque a mi me pasaría lo mismo. Puede que fuera un hijoputa, pero ¿alguien se da cuenta del estrés y la agonía que le tuvo que suponer implicarse de esa manera, meterse en la vida de los asesinos y mantener la sangre fría? A mi me parece admirable y es lo que demuestra que es un grande. Otra vez, tras una entrevista con Marlon Brando que no gustó nada al entrevistado éste le acusó de sonsacarle cosas vilmente y dijo algo así como "la mierda del enano este me contó sus penas, algo tenía que contarle yo". Pues sí, le contó sus penas porque era la mejor manera de hacer su trabajo y le dio un resultado excelente. ¿Alguien se ha parado a pensar en lo difícil que es eso? Vamos, que como veis admiro mucho a este tipo.
Pero bueno, que mi admiración no me lleva a negar que quizá moralmente quízá dejara bastante que desear (aunque menos que otra tipa que me gusta bastante, Leni Riefenstahl, que esta sí que era una perraca nazi). Pero yo pregunto (y aquí viene la hostia) ¿Qué es mejor? ¿Lo que hizo Truman o lo que hacen algunos plumillas de hoy día que encima se creen Truman? Me estoy refiriendo a los periodistillas que se implican absurdamente en historias "humanas" que para ellos debería ser trabajo. Así dejan de ser profesionales y lo peor es que lo dicen sin tapujos "este tema me ha afectado mucho". No me refiero a casos extremos, como el cámara que grabó a la pobre niña que murió atrapada en un charco, después de eso cualquiera estaría echo polvo. Me refiero a necios que se arropan en la bandera de "me he implicado mucho" cuando lo que ha pasado es que les han vendido una burra.
Y nada más. Esto es algo que nunca le pasaría a mi amigo G., que es muy listo y cada día más majo y que ha venido este fin de semana a Madrid con grandes noticias que no revelaré (el que quiera, que se lo pregunte a él). Ese sí que es un crack, menos mal que no soy la única que me doy cuenta. Pero es que en este mundo de hoy está demasiado sobrevalorado ser un moñas. Y que me perdone la aludida si es que descubre (esperemos que no) este ataque fulminante, que la aprecio mucho, de verdad.
Sue