Nos han dado un premio

Como ya mencionó Sue en su último post, este blog recibió hace tiempo un premio otorgado por El edificio de las ovejas, un blog que ni Sue ni yo conocíamos y que ha tenido a bien fijarse en el nuestro y reconocer nuestra inigualable calidad –que no cantidad, lo sabemos–. El bloguero, llamado Peibol, se define a sí mismo como “un estudiante que analiza y reflexiona sobre la sociedad, su día a día, la vida, el cine y alguna que otra tontería, todo con espíritu crítico y sentido del humor”.

Tras echar un vistazo a su web, sólo puedo decir que lo que más me gusta son las ovejas estilo Kukuxumusu que lo decoran, jeje. No, ya en serio… He leído algunos post cachondos y otros con los que, directamente, me he identificado, como el de la gripe. Yo también pillé una bien fuerte hace unos meses, la primera en varios años, y no recordaba lo malita que se pone una cuando la tiene (o será que ya estoy mayor y no aguanto nada). Este otoño me pongo la primera en la fila para vacunarme, vamos.

En fin, ahora Sue y yo tenemos que hacer dos cosas: pegar el logo en el blog (cuando averigüemos cómo se pone, que esa es otra) y premiar a otros blogueros. Después de nuestra cumbre unilateral en Kabul, en la que hicimos de todo menos pensar a quién íbamos a conceder dicho premio, decidimos no cortarnos un pelo y premiar directamente a nuestros amigotes. El retirado bloguero Arbusto –a quien no premiaré por chapar su web- me sugiere que lo deje desierto, pero no le haremos caso y premiaremos a:

Quic. Por los guiones que se monta, y porque a veces se le va tanto la pinza que algunos amigos hispanohablantes de Kabul dudan de si está escrito en español (la jerga y expresiones españolas –de España- les despista un poco).

Att. Porque molan sus andanzas y desventuras con Severa Moto y Mari Puri (y con sus invitados rompepuertas).

Haters. Porque molaba cuando eran dos y se lanzaban pullas, pero también ahora que Eljorje está solo y Barry se dedica a hacer alguna que otra aparición estelar.

Hans. Porque todos queremos ser como él de mayores, y compaginar una vida familiar con viajes, conciertos y una vida eternamente joven.

Bueno, ahora los galardonados tienen que ir a la opción de diseño y poner la imagen de la medalla en el margen del blog (algo que en Desdemitejado no sabemos hacer), especificando por quién ha sido concedido. Después hay que publicar una entrada en la que, además de nombrarnos, se especifiquen cuáles son los otros blogs a los que otorgan esta distinción.

Ah, ¿pero eso es robar?

Según un estudio realizado por la web Hotels.com y publicado aquí, todos los españoles se han llevado algo alguna vez de la habitación del hotel en el que se alojaban, y un 79% confiesa hacerlo habitualmente. Los objetos más robados son los jabones y botellitas de gel y champú, seguidos de toallas y albornoces.

Después de leer el tercer párrafo yo ya estaba pensando (toda indignada): "¿Es que llevarte los jabones y botellitas de gel es robar? ¡Pero si se supone que son para los clientes!". Por desgracia, no soy nada original, ya que "para un 57% se trata de productos que están incluidos en el precio de la habitación". En cambio, "un 26,3% alega llevarse estos artículos porque considera que los hoteles cuentan ya con que estos hurtos se producen", y no estoy para nada de acuerdo, porque sigo pensando que llevarte los jabones no es hurto ni muchísimo menos.

Lo que nunca se me ha pasado por la cabeza llevarme son las toallas, porque me parece un pelín cutre (habla la que se lleva los botecitos) y, sobre todo, sobre todo, porque me moriría de la vergüenza si me pillaran. Lo mismo sirve para albornoces, ceniceros, lámparas y otros cacharros que pueda haber en la habitación. Por cierto, grande la idea de pegar los secadores al enchufe, que hay mucho mangante suelto, jajaja!

En fin, en mi descargo diré que la razón por la que me llevo los botecitos de gel es porque luego vienen de p. madre para rellenarlos con tu propio champú, que algunos productos que te ponen en los hoteles provocan caspa crónica por lo menos.

Eso es tener fe

Yo pensaba que España era ya un país evolucionado a estas alturas del siglo XXI, pero la retransmisión que he oído hoy del España-Italia por la Cadena SER, me ha traído a Kabul un tufo de una España cañí más propia de una época en la que ir a misa los domingos -con mantilla las mujeres- era una costumbre de obligado cumplimiento.

¿Qué es eso de ponerse a rezar un padre nuestro y de mentar a todas las Vírgenes de España y a todos los santos del santoral? ¿Y esos efectos sonoros como de corrida de toros? ¿Es esto la COPE? No, señores, es la SER.

Depresión postvacacional (¡en junio!)

Sí, hijos, así de desgraciadita soy. Con tal de pillar vuelos baratos, un tiempo primaveral y de no pelear con los compañeros de trabajo, decidí irme de vacaciones la primera quincena de junio. Me lo he pasado en grande, pero se ha terminado.

La primera semana la pasé en Nueva York, el sitio al que siempre había querido ir y nunca había podido. Mereció la pena, aunque muchos tópicos y exageraciones son falsos. No voy a entrar en detalles de sitios que visitar, bares y restaurantes, porque ya habéis ido todos o casi y porque para guías de viaje hay otros blogs bastante mejores, aunque diré que nuestro hotel (Millenium UN plaza) tenía unas vistazas increíbles. D. y yo aprovechamos el jetlag para levantarnos al alba y patearnos todo lo que pudimos de la ciudad, comer perritos y fulminar la tarjeta comprando sin parar.

La segunda semana fuimos al lugar que el desaparecido blog de Arbusto el Guerrero bautizó como Kabul, a disfrutar de la compañía del propio Arbusto y de la cobloguera Copycat (por cierto, en breve pondrá nuestra lista de premiados). Como no voy a desvelar de qué ciudad se trata, tampoco entraré en detalles, pero todo muy bien también. Conocimos a gente muy maja y una "cultura" totalmente desconocida para nosotros.

Pero llegó el día de coger el avión de vuelta. El vuelo fue bastante horrible, con turbulencias y tal (estoy pensando en leer un libro de autoayuda para perder el miedo a volar, no digo más). Como no pude dormir nada, me tragué dos pelis: "Casual Day" y "Las hermanas Bolena". Las dos me gustaron, pero las dos acaban fatal, lo que no me ayudó a ser optimista. El resto del viaje me dediqué a cocerme en mi propio jugo y a atormentarme con negros presagios de tragedias aéreas.

Cuando llegamos el jetlagazo fue fulminante y, para colmo de todos mis males, descubrí que mi coche había muerto. Una inundación en el garaje me hizo pensar que todo el rollo eléctrico se había ido a la mierda. Afortunadamente, tengo a D. para estas cosas y ha conseguido arreglarlo de momento. Pero lo utilizo para venir a trabajar, lo que no mola nada. Por si fuera poco, los vecinos nos odian, porque al irnos nos dejamos un despertador encendido a las 4:00 am., que sonó hasta que uno de los más avispados consiguió mi teléfono y me llamó de todo menos guapa. Así que así estoy, renegada perdida y recordando las vacaciones, como estaréis todos vosotros en septiembre.